Carter, my name is Ron Carter
COLUMNISTA INVITADO
Eduardo Roland
Llegó, tocó y venció. Vino por vez primera a Montevideo, exactamente medio siglo después de haber ingresado, con 26 años, al mítico quinteto de Miles Davis que completaban nada menos que Wayne Shorter, Herbie Hancock y Tony Williams. Tocó algo más de una hora en el Auditorio Nacional del Sodre junto al guitarrista Russell Malone y al pianista Donald Vega. Convenció a la audiencia de que aún quedan músicas y formas de interpretarlas que superan la pureza del silencio, y por lo tanto vale la pena escucharlas: alimentan el alma y alivianan el cuerpo.
Ronald Levin Carter (Michigan, 1936) ingresó al escenario vestido de impecable traje y corbata –as usually– usando un flamante bastón, a la manera de los jóvenes del 900. No en vano hace mucho se ganó el apodo de Señor Elegancia: por su porte, por su forma de hablar y, lo más importante, por la exquisita manera de sacarle sonido a un instrumento sufrido como el contrabajo, cuyo nombre en castellano puede leerse de una segunda forma –“con trabajo”–, lo que dice mucho acerca de las dificultades que implica su ejecución. Vale recordar aquí que Carter –junto a Charles Mingus– fue quien le otorgó estatus de solista a un instrumento cuyas características propias lo habían condenado a funcionar como base rítmica en el jazz.
No obstante su porte estilizado y caballeresco, la leyenda del jazz evidenció un marcado deterioro físico respecto a cuando hace una década y media realizó un concierto inolvidable en el Festival Internacional de Jazz de Punta del Este, junto al baterista Lewis Nash y al pianista Stephen Scott. Claro que muy poco de esa inexorable realidad que trae consigo el paso de los años se dejó traslucir en su desempeño interpretativo: valga de prueba el extenso y logrado solo cargado de dificultades técnicas que realizó en el último tema, previo al bis requerido a gritos por el público.
Como contrapartida de lo recién afirmado, está el repertorio elegido por el trío: ocho temas en su mayoría calmos y con largos pasajes solistas tanto por parte de ese gran guitarrista que es Russell Malone (estuvo en Montevideo con Diana Krall) como por el formidable pianista Donald Vega, una revelación para quien esto escribe. Este músico, nacido en Nicaragua y criado en Estados Unidos, hizo gala de un encomiable refinamiento interpretativo (formidable en los pianísimos), mostrando que se puede tener verdadero swing aun en frases compuesta por poquísimas notas y pautadas en tempo lento. El ensamble rítmico entre Vega y el maestro Carter fue milimétrico. En ese sentido la versión del estándar jazzístico ‘My funny Valentine’ se llevó todas las palmas. Realmente memorable. Por su parte, Russell Malone tuvo sus momentos descollantes en una composición del desaparecido guitarrista Jim Hall –maestro de maestros–, a quien Malone le debe ciertamente mucho.
Luego del bis, volvió a presentar a los dos músicos que lo acompañaban. Y tuvo la soberbia humildad de decir: “My name is Ron Carter”. El público despidió de pie al gigante del jazz, quien en gesto emocionante se llevó su mano al corazón mientras saludaba feliz de haber brindado su arte a los demás una vez más.
Un aserto final: no es arriesgado decir que quienes estuvimos el último día de setiembre en la sala mayor del Sodre hemos escuchado el mejor concierto de jazz realizado en Montevideo durante 2013.
Ron Carter Trío
Ron Carter: contrabajo.
Russell Malone: guitarra eléctrica.
Donald Vega: piano.
Grupo telonero: José Reinoso Trío.
Organización: Jazz Tour 2013.
Lugar: Auditorio Nacional del Sodre.
Fecha: lunes 30 de setiembre.