
El 10 de marzo, la Sala Zitarrosa se llenó de voces, acordes y memorias para celebrar los 89 años del nacimiento de Alfredo Zitarrosa. No fue un concierto más; fue un reencuentro con su legado, una noche en la que el tiempo pareció doblarse sobre sí mismo para traer de vuelta su voz profunda y su guitarra, demostrando que su obra no es solo un eco del pasado, sino un latido que sigue marcando el compás de la identidad uruguaya.













En el escenario, el cuarteto de guitarras, bajo la dirección del maestro Julio Cobelli y acompañado por Enzo Fernández, Leonardo Delgado y Diego Oyhantcabal, hizo que su música volviera a respirar en los acordes de temas como «El violín de Becho», «Pa’l que se va» y «Stefanie». Y como si la distancia entre el pasado y el presente se desdibujara, la voz de Zitarrosa emergió de antiguas grabaciones, llenando la sala con la misma fuerza con la que alguna vez recorrió América Latina.






Con una improvisación en homenaje a Zitarrosa, la payadora Mariela Acevedo dio paso al cancionero del maestro, que fue tomado y hecho propio en las voces de Gabriel Peluffo, Lucía Chappe, Alejandro Spuntone y Carmen Pí, en el que no faltaron «Zamba por vos», «Así nomás», «Solos y juntos», «Milonga de ojos dorados» y «Adagio a mi país», entre otros. Héctor Numa Moraes, además, interpretó la versión original de «Pepe Corvina», y se vivió un momento especial cuando Carlos Gómez, junto a Vera Sienra, interpretaron «La voz que cantó algún día».















La Sala Zitarrosa se convirtió así en el refugio de una emoción compartida por los asistentes, entre los que se encontraban Nancy, esposa de Zitarrosa, sus hijas Moriana y Serena, Nelly, esposa del maestro Toto Méndez y Adriana su hija, sumándose a ese homenaje que no solo recordó a Zitarrosa, sino que lo trajo de vuelta, aunque fuera por un rato.



El legado de Alfredo sigue vivo, no solo en los discos o en la memoria de quienes lo escucharon en vivo, sino en cada milonga, en cada verso que sigue encontrando nuevas voces para cantarlo. Y aquella noche, en su casa, quedó claro que su música sigue teniendo un lugar donde volver.
Textos e imágenes: Mario Cattivelli | @illev_uy