(enriquecer la lengua con responsabilidad)
Por Eldys Baratute.
Aunque la lectura es un acto de disfrute, no hay dudas de que es una de las principales vías para el acceso a la información y el cultivo de un sedimento que permite, no solo ser parte activo de la sociedad, sino aportar y al mismo tiempo retroalimentarse. Es imposible contar con herramientas para vivir como humanos, sin leer, no solo textos de teatro, ficción o poesía sino ensayos, material científico técnico, didáctico, informativo, o educativo en cualquiera de las áreas.
Para propiciar un acercamiento certero al libro en las edades tempranas, es fundamental el mediador, esa persona que incentiva el gusto por la lectura y ayuda a construir una sensibilidad que florece siempre que se tome un libro entre las manos. Y por mediador me refiero a los padres y otros familiares, bibliotecarios, docentes, amigos, o cualquier otro que desee ser culpable del acercamiento entre el lector inicial y el libro.
Alguien con un rol del que casi nunca se habla y está ahí, en silencio, sembrando emoción en esos pequeños(a veces grandes) seres humanos.
Qué te leo cuando te leo. Miradas hacia la literatura infantil uruguaya, de Johanna Holt, publicado por Ediciones León, es un libro que, quizás sin proponérselo, habla del papel del mediador. Su autora, una destacada investigadora y docente, hace un análisis del voseo y el tuteo en lectores de Maldonado. Tomando como referencia a niños que se encuentran dentro del proyecto de la Biblioteca Solidaria, iniciativa que propicia el acercamiento entre los libros y los lectores.
He aquí una aguda investigación sobre el uso de determinadas formas lingüísticas y, más importante aún, sobre cómo el mediador, probablemente sin percatarse, proyecta su forma de hablar en los más jóvenes.
Hay muchas maneras de inducir la formación del gusto estético, la conducta y la expresión de los niños. Una de ellas es la lectura. Y ese mediador es un vehículo determinante. Muy por el contrario de lo que pudiera pensarse en Qué te leo cuando te leo…, la autora no enjuicia, no dice si es bueno o malo que los mediadores-docentes agreguen, cambien u omitan expresiones del lenguaje. Prefiere mostrar el resultado de la investigación para quizás, en un segundo round, explorar las consecuencias a largo plazo, en los receptores.
El hecho de que los lectores cambien las formas de tratamiento encontradas en los textos leídos pero que a su vez no cambien todas (…) revela que las actitudes lingüísticas observadas podrían dar cuenta de un fenómeno que se denomina inseguridad lingüística. (…) “El sentimiento del hablante de que la variedad que usa es de alguna manera inferior o mala.” Este sentimiento proviene de la tensión entre la actual competencia lingüística del hablante y la percepción de la competencia ideal de la lengua estándar o el lenguaje homogeneizado e idealizado impuesto por las instituciones educativas….
Para que el lector entienda mejor un tema tan especializado, precedido de los resultados de la investigación, aparece un análisis de las formas de tratamiento de la segunda persona en Uruguay y las formas de tratamiento de la literatura infantil uruguaya contemporánea destinadas a un nivel inicial. Además de algunas particularidades en el habla en zonas de Maldonado y Rocha, que difieren de otras zonas del país.
Es importante aquí el análisis que se hace sobre el tratamiento de la segunda persona en autores que escriben para niños de edades tempranas, tomando como muestra a catorce libros de siete escritores uruguayos, publicados por las editoriales Alfaguara, Fin de Siglo y Fundación Logros. Y como el uso ¿consciente? del voseo o el tuteo muestra determinadas relaciones de poder entre los personajes. Somos los autores también responsables, nos alerta Johanna entre líneas, de las maneras en que el infante asume el lenguaje y las futuras variaciones de este, e incluso de la manera en que nuestros personajes son caracterizados (y eso incluye la forma en que hablan).
Queda entonces la puerta abierta para estudios futuros sobre la lectura y sus maneras de asumirse y cómo eso influye en su expresión verbal de los más pequeños.
Este es un libro necesario para los mediadores, para hablantes que escuchan por vez primera el español uruguayo y desconocen el porqué de esta forma tan peculiar de hablar en el sur continente, pero más que nada para los lectores. Todos somos protagonistas del largo camino que implica enriquecer la lengua, nuestra lengua materna, con responsabilidad.