Por Gabriela Gómez.
Isabel Prieto Fernández, autora de La insurrección de la inocencia, ha trabajado como periodista por más de treinta años en diferentes medios: La República, Lea, La Mañana; como investigadora para El Observador, Mate Amargo, Brecha y Caras y Caretas.
Esta es su segunda producción literaria. En su primera novela, Identidades en juego, ya había tomado cuerpo este género que hace referencias a la realidad con algunas pinceladas de ficción, rasgos que crean un diálogo muy rico y ágil para el lector. Además, recrea la dinámica del trabajo periodístico en la redacción de un medio de comunicación, sus códigos, la relación con las “fuentes” y con la Policía, el nerviosismo del cierre de las publicaciones, todas circunstancias muy cercanas a la autora y que en algunos casos significan un oasis de paz ante el complicado entramado de los hechos que se van presentando con el correr de la investigación. Esta novela podría considerarse como la segunda parte de una saga que comenzó con Identidades… y que tiene como protagonista a Amalia Gutiérrez, periodista valiente y sagaz que ante situaciones peligrosas no se acobarda y continúa con su tarea.
La referencia a la profesión como periodista-investigadora de la autora viene al caso porque sus dos producciones literarias –ambas del género de la novela negra– presentan temas que repercuten directamente en el contexto de nuestra sociedad, ya que hacen referencia a nuestro pasado reciente, con mención a organizaciones y planes de los tiempos de la dictadura, muchos de los cuales han quedado atrás en la historia y que la autora retoma y trae a nuestra memoria para darle un sentido en la organización de la ficción.
En esta novela, la periodista Amalia Gutiérrez es convocada por un ex integrante del MLN para investigar la muerte de Fagúndez, un torturador de la dictadura por el que fue injustamente culpado un amigo. La novela comienza muy alto en acción y por esto atrapa desde el principio y no decepciona, ya que aunque las imágenes que nos deja el primer capítulo son fuertes, las que siguen conservan el nivel de suspenso y misterio que va acompañando al lector en el desarrollo de la trama.
Amalia, Ami para los amigos, escribe para el portal web de una revista y esta actividad está intercalada con su actividad como investigadora por la que es contratada, situación que se suaviza o tiene su equilibrio con la vida familiar de la periodista. A esta investigación se le suma otra que en el desarrollo de los acontecimientos termina tocando temas en común con la primera y es así como se resuelve y deja al descubierto uno de los flagelos de nuestra sociedad y de todos los tiempos: el silencio familiar frente al abuso sexual.
Esta novela oscila entre varios géneros, si bien se reconoce como novela negra también puede tener que ver con la autoficción, ya que en el plano de la realidad la escritora, como la protagonista de la novela, es una periodista que en su actividad profesional ha sido clave en investigaciones como la que le encargó el semanario Brecha acerca de políticas de salud, información que tuvo consecuencias en la coordinadora del Programa del Fortalecimiento Institucional del Sector Salud de la OMS.
El ejercicio de su profesión, más una acertada combinación de hechos reales y ficcionales, hacen que esta novela nos mantenga en vilo, tratando de enhebrar los hechos, unos más abrumadores que otros, y descubrir el oscuro entramado que se va tejiendo en secreto sobre los acontecimientos que la prensa muestra para descubrir todo un mundo del underground que sale a flote por la persistencia de una periodista inquieta.
La insurrección de la inocencia. Isabel Prieto Fernández. Editorial Planeta. Tusquets Editores, 2023. 240 págs.