Uno de los álbumes conceptuales más populares de la historia del rock se publicó cincuenta años atrás. Se trata, nada menos, que del esquizofrénico trabajo que Pete Townshend pergeñó a sus veintiocho años con la intención de trazar una especie de biografía de The Who: Quadrophenia. Ésa es la razón de las múltiples imágenes reflejadas en cada retrovisor de aquella motocicleta de la portada. Cada uno de los miembros (Daltrey, Entwistle, Moon, y Townshend) representaba las distintas personalidades de Jimmy, el joven mod de mediados de los años sesenta que tuvo que atravesar los conflictos sociales de la época.
Aquel sexto álbum de la banda (con más de 81 minutos de música repartidos en dos LP y diecisiete surcos), sucesor de Who’s Next, fue lanzado en octubre de 1973 y se posicionó como uno de los trabajos más emblemáticos del grupo británico. De hecho, en 2010 lo revivieron completamente en el Royal Albert Hall de Londres, en un show a beneficio de la organización Teenage Cancer Trust, con la participación de Eddie Vedder.
¿Qué lo hizo tan transcendente? Que logró una identificación instantánea en buena parte del universo juvenil; un relato que abordaba los dilemas del trabajo precario, las drogas, la falta de oportunidades, las desigualdades sociales. Dramatismo y grandiosidad, inconformismo e insurrección expresados por un rock potente, con orquestaciones, sintetizadores que alterna la canción y el instrumental.
Quadrophenia –segunda ópera rock de la agrupación, luego de Tommy (1969)– fue incomprendida en un principio, pero más tarde se posicionó como un trabajo referencial, no sólo de la banda británica, sino de la escena toda. En la interna, si bien continuaron componiendo, girando y editando, varios de sus miembros han confesado que la historia terminó con aquel lanzamiento.
El trabajo tuvo una versión cinematográfica de Franc Roddam en 1979, que contó también con elogios de la crítica casi universal.