Por Pablo Trochon.
La Gran Naranja se enclava en el paisaje del fantástico estado de California, entre colinas con grandes y modernas casas de veraneo, bulevares con palmeras, subidas y bajadas, sol y una envidiable temperatura media de veinte grados. Entre lugares con nombres hispanos que pueblan las carreteras de un estado que otrora fuera de México, la selva, como la calificara Sal Paradise, posee una interesante oferta de motivos para divertirse.
Venice Beach. Entre las olas de surfers y un extenso muelle, se encarama la plaza Skate Dancing con su icónico tótem psicodélico de motivos oceánicos, que congrega a varios raros especímenes de esta sociedad. El paseo de la costanera exhibe gente tocando el piano, viejos hippies pretendiendo vender algo, marginales arrastrando tuneados carros de supermercado con basura y una larga fila de puestos de artesanos y coloridas tiendas de artículos de playa, refrescos y souvenirs, de lo más kitsch y cute que se pueda imaginar. Abundan los anuncios de consultas con médicos exprés que recetan marihuana para uso medicinal con solo adscribir a alguna de las enfermedades prescriptas, que van desde migraña a sida. Tiene una zona de canales también muy pintoresca.
Getty Center. Es excepcional la curvilínea arquitectura y concepción espacial de este caníbal de los museos (es muy fácil comprar arte para deducir impuestos cuando tu fundación es propietaria de una millonaria petrolera): pasarelas, puentes, escalinatas, caídas de agua, jardines ornamentales, canteros, esculturas y una vista inmensa del centro del condado de Los Ángeles y del mar, más allá de los edificios. A sus encumbradas instalaciones se accede por un simpático tranvía flotante que se eleva por sobre la San Diego Freeway, entre los condominios residenciales prendidos de las verdes colinas. Súper recomendable paseo. Y es gratuito.
Santa Mónica. Esta pequeña ciudad de 250 años carece de edificios altos, a favor de muchos árboles y palmeras, playas hermosas y un muelle con parque de diversiones incorporado, la señal de finalización de la legendaria Ruta 66 y el banco de Forrest Gump. Famosa por el énfasis en sus políticas sociales, se ha ganado el mote de la ciudad de los sin techo, principal colectivo beneficiario. Y, claro, fue escenario de la antológica Baywatch.
Ver el atardecer en el observatorio Griffith. Además de visitar gratuitamente sus exposiciones sobre astronomía, este enclave ubicado en un lugar privilegiado ofrece algunas de las mejores postales que pueden obtenerse de la ciudad de Los Ángeles, especialmente con la caída del sol.
Cementerio Nacional. Más allá de que ciertamente no es grato asistir a ese tapizado de bajas de vaya uno a saber qué guerras, coronadas por insulsos monolitos sin flores, que conmemora la cantidad de intervenciones en la política internacional, es una visita impactante para generar conciencia. Casi enfrente, también en Westwood, está la marketinera UCLA, gran productora de porristas, buzos, gorritos y fraternidades.
The Cheesecake Factory. Aquí encontramos solo unas de las casi doscientas sucursales que tiene esta cadena de confitería especializada en este tipo de torta, que ofrece un menú de múltiples variedades, porciones realmente abundantes y una calidad intergaláctica. El local que se encuentra en Pasadena es donde trabajó Penny, de la serie The Big Bang Theory.
Manejar por Sunset Boulevard. Para acercarnos a la exclusiva zona de Beverly Hills, debemos recorrer sus curvas de arboledas, palmas, anuncios cinematográficos y de marcas de alta gama, casas de colina y un ambiente típico californiano para disfrutar.
Hollywood. Este suburbio es semillero de una de las industrias cinematográficas y del entretenimiento más grandes del mundo, después de la de Bombay (con su equivalente Bollywood). Highlights: su bulevar, el icónico y cilíndrico edificio de Capitol Records, una sucursal de la franquicia de los museos de estatuas de cera Madame Tussauds, el Teatro Dolby (donde se realiza la ceremonia de entrega de los Oscar) y el Grauman’s Chinese Theatre, donde los curiosos se agolpan esperando la salida de alguna celebridad, pisoteando las estrellas y las firmas, esquivando limusinas y personas que trabajan sacándose fotos disfrazados de grandes figuras del cine.
Joshua Tree National Park. Es cierto que son múltiples las opciones de escapadas que existen alrededor de Los Ángeles: los Redwoods, San Francisco, el Valle de la Muerte, etcétera. Pero una opción no tan alejada es este extraño y desértico parque de tan singulares formaciones geológicas como los berrocales y cactus, que hacen pensar que nos encontramos en un planeta desconocido habitado por pequeños seres pinchudos. Se puede acampar y realizar actividades de escalada.
Street Art. Si bien abundan los sitios donde deleitarse con obras de este arte urbano, recomiendo la búsqueda en los callejones de Melrose Avenue, antiguo reducto punk que hoy ofrece variedad de tiendas de segunda mano. Sin dudas, una atmósfera para experimentar.