Lo primero es la familia
La viuda (editorial Planeta) novela de la periodista británica Fiona Barton es un thriller psicológico de suspense, ideas para tiempo de cuarentena. La propia autora, periodista con una vasta experiencia sobre todo en este tipo de sucesos, cuenta al principio del libro que siempre la han llamado la atención esas personas que aparecen acompañando a la persona juzgada, esas personas que van agarradas del brazo del presunto culpable cuando la avalancha de periodistas se agolpan a la salida de un juicio para obtener un titular, ya sea esa persona la mujer, el marido, un hermano o un amigo. Con este interés por esas personas en segundo plano como punto de partida, Fiona Barton, ha creado una historia alrededor de Jean Taylor, la mujer de Glenn, o viuda más bien, porque la historia comienza contándonos que Glenn, acusado del secuestro de una niña, Bella, ha muerto.
La segunda razón son las interrogantes a los que se enfrentan estas personas, familiares del presunto culpable: ¿Cómo actuar cuando están juzgando a una persona querida en la que se confía plenamente? ¿A quién creer cuándo todas las pruebas apuntan a la persona con la que uno comparte su vida?¿Realmente quiere uno saber la verdad o prefiere desconocerla y no hacer preguntas? Un montón de interrogantes que Jean se tendrá que hacer no sólo mientras Glenn está vivo sino también cuando ha muerto y no tiene nada que perder. Es también la historia de un sometimiento, porque Jean es presentada como una mujer que estuvo sometida a su marido. Incluso después de muerto Glenn, sigue pensando si lo que hace le habría gustado a él o lo habría reprobado.
La tercera razón está en la estructura narrativa de tres voces, una en primera persona y las restantes en tercera persona. La narración en primera corresponde a Jean que “comparte” con el lector sus miedos, al tiempo que la policía va avanzando en la investigación y se van sucediendo diferentes hechos respecto a Glenn. Al inspector Bob Sparkers le corresponde una de las voces en tercera a persona. En los capítulos en los que el detective toma la voz el lector se enterará cómo se va sucediendo la investigación, más real y cruda desde la óptica del policía. La tercera voz pertenece a la periodista Kate Waters que logra hacerse de la confianza de Jean que finalmente acepta hablar con ella.
La viuda es una novela efectiva, de prosa atrapante, con los condimentos necesarios (incluido el marketing) que aseguran un éxito editorial desde el vamos. Seguro que será llevada al cine. Lo que no es tan seguro es si el Domestic Noir, este nuevo género como lo fue el Soft Porn (o “Porno para mamás”) apadrinado en Cincuenta sombras de Grey sea recordado el año que viene.