Meta data
Observar, en este preciso momento, cómo está evolucionando el coronavirus en el mundo. Qué impacto producirá a nivel sanitario y económico. Seguir, en tiempo real, las investigaciones en busca de una vacuna. Estos tres ejemplos están al alcance de cualquier individuo que tenga una computadora o un celular. Es que vivimos en un mundo donde, a partir de las últimas dos décadas, la cantidad de datos al alcance de nuestras manos (y sobre todo de nuestro cerebro) se ha intensificado de tal manera que hemos ingresado en lo que los especialistas denominan Big Data, una revolución de datos masivos que ha cambiado nuestra manera de ver el mundo y de absorber conocimientos.
De eso da cuenta Big Data. La revolución de los datos masivos, editado por Turner, y escrito a cuatro manos por Viktor Mayer-Schönberger -profesor de regulación y gestión de internet en el Internet Institute de la Universidad de Oxford- y Kenneth Cikier, editor de datos de la revista The Economist, que plantea sostenidos y bemoles en torno a este cambio radical que nos llega de la mano de la “mentalidad de datos masivos. Lo positivo obviamente pasa por conocer lo que está ocurriendo en un lugar remoto del que nos encontramos en tiempo real; el acceso a obras de arte, literatura, música y teatro o lo que nos plazca, sin movernos de nuestros hogares. Sin embargo, esta revolución global -tecnológica, política, cultural y económica- encierra un riesgo para todo ser pensante que se precie de tal, lo que a priori, teniendo en cuenta esa marea de datos continua, parecería una contradicción.
Mayer y Cukier advierten que esta nueva manera general de explicar y ver el mundo pone en crisis los fundamentos de toda la cultura occidental desde los griegos a la Ilustración. Es decir, podemos predecir lo que ocurre pero desconociendo por qué ocurre. Ergo, es el fin de las causalidades.
Otro de los riesgos, analizado al final del volumen, es la pérdida de privacidad. Un ejemplo ilustrativo es Google. El buscador más utilizado en Internet procesa un volumen de datos al día que representa miles de veces la totalidad del material impreso que guarda la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Es, en este contexto, que los autores advierten que el tráfico de datos, en manos o empresas inescrupulosas, puede transformarse en un gran negocio y un problema para los individuos. Están en juego nuestra libertad y seguridad a la manera de una gran pesadilla orwelliana.
¿Es posible cambiar esta realidad llamada Big Data? No, no hay vade retro posible y es seguro que en los próximos años se intensifique aún más la masificación de datos. No obstante, el futuro no se presenta sombrío dicen los autores. El Big Data tiene aspectos positivos, solo resta humanizarlo.