Qué voy a hacer sin usted. Intensa, profunda y a la vez leve, brumosa. Así suena la versión de ‘Qué voy a hacer sin usted’, simple que se lanzó de un disco que merece una singular atención por lo musical, por lo humano. Se trata del disco Amalia, lanzado el año pasado como parte de los homenajes al centenario de la gran Amalia de la Vega, y que tiene como protagonista a Arlett Fernández. Una voz de íntima belleza, que tuvo una importante carrera en la canción de este rincón del planeta pero que en 2002 dejó los escenarios, tras un diagnóstico de Parkinson. Ese año, Arlett fue despedida y homenajeada con un concierto en la Sala Zitarrosa, en el que participaron numerosos artistas locales.
En la noche de ese concierto, al padre del músico Fabián Marquisio se le ocurrió una idea notable y se la planteó a Arlett: registrar con esa voz única algunas canciones de Amalia de la Vega. Fabián y Estela Magnone, con oídos atentos, retomaron la idea. En una etapa en la que Arlett se encontraba mejor de su afección, la invitaron al estudio Canaima, y allí Fabián registró nueve versiones de títulos del repertorio de Amalia de la Vega. Todas en una única toma y sólo con una guitarra guía.
A partir de ese material se fue pariendo el disco Amalia como un acto de amor, un acto artesanal, con la participación de músicos como Julio Cobelli, Bettina Lain y Estela Magnone, entre otros. El resultado no sólo es entrañable, sino que deja testimonio de un temperamento interpretativo notable y profundo.