Ya no
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro.
Idea Vilariño
Dice –y dice bien– el doctor Jorge Dubatti que “el teatro sabe”, refiriéndose a ideas que tienen un buen funcionamiento escénico aun cuando aparentemente no tienen forma ni sentido en los papeles, y esta obra le da la razón a su aserto. Si a una persona le dicen que tiene que presenciar una obra estructurada en monólogos sucesivos acerca de una ruptura amorosa, lo más probable es que se apodere de ella el desaliento. Eso es lo que es exactamente esta puesta. Y es maravillosa.
Fotos por Alejandro Persichetti
Si bien la sentencia de Terencio “Soy humano, nada de lo humano me es ajeno” es universal en cuanto a su referencia, probablemente ninguna experiencia sea más humana y, por lo tanto, parte de esa no ajenidad que las vivencias de pérdida y, dentro de estas, las de clausura del amor.
El riesgo está en que cuando el arte suele visitar el tema de la muerte del amor, tiene dos precipicios por los que puede desbarrancar: el chantaje emocional, cayendo en el melodrama o el teleteatro, o el pisar caminos muy trillados, cayendo en la reiteración que no aporta nada. Nada de esto le pasa a Pascal Rambert.
Las actuaciones de Pablo Pedrazzi y Karina Molinaro son soberbias, y el uso de elementos técnicos como el dispositivo escénico o la ambientación sonora y lumínica sobrias las resaltan. El tránsito por los respectivos soliloquios (más que monólogos) son un tour de force para los actores. El hecho de que recurran a una fuente de agua de manera intermitente levanta la sospecha de que sea más una necesidad física que interpretativa. Sin embargo, es importante aclarar que el registro de ambos es diferente.
Como (casi) siempre las rupturas sentimentales no suelen ser simétricas, este caso no es la excepción, y a uno de los personajes (a ella) le toca recibir la noticia de que su vida de pareja y familia tal como la conocía ha terminado. La apertura de este final de partida le toca a Pablo, que inicia su momento imponiéndole a Karina sus motivos y sus decisiones. Ella soporta con estoicismo las agresiones a que es sometida durante la mitad del tiempo que transcurre la obra. Y espera su turno.
Un acierto de la dirección es marcar, como dijéramos, dos registros diferentes en las interpretaciones. Si bien en una primera lectura la respuesta de Karina tiene una intensidad dramática muy superior al tono de Pablo, que parece meramente informativo, es importante destacar que para el espectador es una tendencia espontánea la identificación con ella, ya que es la persona dejada, amén de que Pablo parece comenzar con su texto de forma espontánea y sin causa aparente. Pero esa es una imagen engañosa; ambas partes de la obra tienen una fuerza similar, pero tanto por lo que denotan como por lo que implican causan impresiones muy diferentes.
En suma, estamos ante una puesta que basa su belleza no tanto en una complejidad extrema, pues cualquiera puede entenderla y su desarrollo es lineal, sino en la difícil apuesta a hacer teatro de texto en el siglo de Twitter e Instagram. El espectador debe concentrarse y perderse a la vez en el fluir de las palabras y las emociones, y eso es cada vez más raro en el arte contemporáneo, más inclinado a la imagen y lo tecnológico. Se trata de una gran toma de riesgo de Marcel Sawchik, que sale airoso junto con los actores.
Antes de terminar, una mención destacada a uno de los aspectos de mayor belleza de la puesta: la intervención de canto en vivo y a capela de Fernanda Tarrech, con una personal y bellísima versión de ‘Watching de wheels’, de John Lennon. Escucharla justifica ir al teatro, y si además le sumamos la obra a la que presta inicio y fin, tenemos un compromiso ineludible.
Dramaturgia: Pascal Rambert.
Traducción y adaptación: Laura Pouso.
Dirección: Marcel Sawchik.
Elenco: Pablo Pedrazzi y Karina Molinaro.
Canto: Fernanda Tarrech.
Diseño gráfico: Martina Mauad.
Fotografía: Alejandro Persichetti.
Asistencia: Eduardo Montero.
Arte: Carolina Suárez.
Producción: Joaquín Mauad y Pablo Pedrazzi.
Producción general: Real Visceralismo Teatro.