Convulsionada y violenta
La violencia del narcotráfico ha sido (y es) uno de los temas más recurrentes en la literatura colombiana. Comenzando por La Virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo, Rosario Tijeras, de Jorge Franco, El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, y La cuadra, de Gilmer Mesa, por citar cuatro novelas de proyección internacional, ganadoras de varios premios y en el caso de La Virgen… y Rosario Tijeras, llevadas al cine y a la pantalla chica en formato miniserie. La situación que padeció ese país en la década de los 80 y comienzos de los 90 parece ser aún materia prima de escritores para ajustar y zanjar cuentas con el pasado reciente.
El colombiano Jorge Franco (Medellín, 1962), tal como lo hiciera en Rosario Tijeras, vuelve a abordar el tema en su nueva novela El cielo a tiros. Pero esta vez, el autor de El mundo de afuera plantea la historia desde la perspectiva de los familiares cercanos a los narcotraficantes. En este caso se trata de hijos de narcotraficantes de la década de 1990, que llevan como una mochila en sus espaldas los actos de sus padres. El protagonista es Larry, hijo de uno de los hombres más cercanos a Pablo Escobar, que debió exiliarse de Colombia durante doce años, debido a las actividades de su padre, pero a la que debe volver para reconocer el cuerpo de su progenitor enterrado en una fosa común. De esta manera, el escritor bucea en aquellos seres que están entre la espada y la pared, inmovilizados en el pasado, cargando con el peso de lo que hicieron otros y las consecuencias sobre sus propias vidas.
El cielo a tiros, estructurada en tres líneas de tiempo, muestra a Jorge Franco con mayor madurez y solidez literaria, y lo sitúa como uno de los grandes narradores del tiempo que le tocó vivir a su país y a buena parte de América Latina.
El cielo a tiros, de Jorge Franco. Editorial Alfaguara, 2018, 384 págs. Distribuye Alfaguara.