Por Carlos Dopico.

La historia musical de Lágrima Ríos está plagada de trabas y contradicciones, complejidades y complicaciones. Si bien hoy (un año después de su centenario) podemos coincidir en que Lágrima es una de las más grandes interpretes de la escena musical local, yendo del folclor al tango y el candombe, pasando incluso por el góspel o el blues, su reconocimiento fue más que reñido y tardío. La primera oportunidad de registrar su propio material se concretó recién en 1972, a sus 48 años, treinta después de haberse iniciado como cantante. El racismo, la misoginia y hasta la mala suerte acompañaron su obra. Una década luego de su desaparición física (2006), el sello Perro Andaluz publicó finalmente Hermano moreno, un disco producido por Jorge Nasser, cuyo máster de grabación se había extraviado y del cual recién se encontró una parte años después. Ese fue el primer trabajo póstumo publicado, una joya discográfica que ahonda en el universo del candombe.
En enero de este 2025, sin embargo, luego de más de dos décadas de su grabación, el músico fraybentino radicado en Francia, Carlos Pájaro Canzani logró publicar un nuevo trabajo póstumo de la artista duraznense ya desaparecida, Lágrima Ríos en el Sena (Bohemio Records, 2025). El registro data de 2002 y se trata de sesiones que Ríos había concretado realizar, bajo la producción de Canzani, durante una gira de actuaciones desde el teatro de la Ciudad Universitaria de París hasta el mítico teatro de la Sorbona. El encuentro musical fue más que fructífero y varias de sus tomas salieron de primera. Por entonces, Lágrima tenía ya 78 años. Pero meses después el estudio de Canzani entró en readecuación tecnológica y el máster de aquel disco se perdió. Sin embargo, estaba seguro de tener un respaldo en alguno de aquellos disquetes de antaño, aunque demoró años en poder acceder a su contenido. Si bien tres piezas se perdieron por completo, logró recuperar todo lo demás, diez canciones de apuesta arriesgada que permiten volver a valorizar a Lágrima, una vez más. Desde el exquisito bolero “Bonjour, mamá”, el pop-rock latino “Charrúa”, el calipso sabroso “Sansa caliente”, la cadenciosa “Duerme negrito” de Daniel Viglietti, en la que se escucha jugar vocalmente a uno de los hijos de Canzani, la versión candombe techno de “Sur”, el clásico de Pichuco vestido esta vez con el bandoneón del músico noruego Per Arne Grovingen y un viejo sample de tamboriles, o la notable milonga candombeada “Oro y Plata”, compuesta por Homero Manzi.
Este es, sin duda, uno de los estrenos discográficos del año que recién empezó. Canzani, satisfecho de la concreción, busca que el MEC se encargue de su fabricación tanto en CD como en vinilo. Hoy está disponible en plataformas digitales.