El personaje vivo
Karl Marx regresa a la tierra por una hora para reivindicar su nombre. Ya no se trata de un denso texto, ni de ideas monolíticas. Marx respira, se agita, se inquieta, nos mira y nos interpela.
Si bien se trata de un personaje del pasado, la obra nos contempla, exhibe y a la vez genera consciencia sobre el capitalismo desaforado en el que estamos inmersos hoy. César Troncoso, quien encarna el personaje, conversó el pasado 2 de agosto 2014 con Revista Dossier y comentó que “la obra vale por su contenido. A mí lo que me parece interesante de participar en esta obra es que no se trata de teatro visual, no es teatro de acción, tampoco físico, es teatro de la palabra. Pero es teatro de esas palabras que merecen ser escuchadas. La reflexión siempre es muy buena, y reflexionar en estos tiempos en los que todos estamos preocupados por la última selfie, más que por ver qué pasa con nosotros y cómo nos paramos frente a un montón de cosas que nos invaden sin darnos cuenta, vale la pena. Usar la cabeza, porque en eso nos va la vida que queremos o la que no queremos. Nosotros no hicimos un gran trabajo de puesta en escena con efectos lumínicos porque básicamente lo que sostiene el espectáculo es otra cosa. Lo que preocupa es la potencia del mensaje y transmitirlo con energía para que el público lo reciba y vea así la mejor actuación posible.”
Cómo se logró captar ese personaje que ya trasciende al Marx humano y que también abarca toda una serie de ideas, una historia, un caudal de opiniones? Resulta, por tanto, una historia difícil de abordar.
“Fue complicado, fue de largo tiempo, porque hay que aprenderse toda la letra y porque hay que masticarla. Yo no tengo mucha consciencia del proceso de trabajo, no analizo mucho las cosas, me dejo llevar y si eventualmente le erro en un tono o en una manera de decir algo para eso está Juan Tocci dirigiendo para corregir ese tipo de cosas. Yo no me doy mucha cuenta de cómo fue, pero sí puedo decir que es un proceso de internalización, lo que quiero es que lo que se diga se diga con verdad, esto provoca una verborragia que se aleja un poco de lo teatral, que por un lado me complica, pero a la vez me parece muy orgánica y muy al servicio del texto. Decir el texto con el mayor amor posible en los momentos de amor y con la mayor bronca posible en los momentos de bronca “.
Al tratarse de un texto (el de Zinn) que no es adaptable no se puede quitar o agregar nada. Pero desde tu interpretación qué es lo que caracteriza y diferencia a este Marx in Soho?
“No me preocupo en el sentido de que tenga que tener mi marca como actor. Lo que quiero es que sea de carne y hueso. Que sea una fuerza de la naturaleza. Yo me lo imagino a este tipo agarrándose a las piñas con Bakunin y mandándose a la puta que lo parió el uno al otro para después amigarse nuevamente e irse a tomar una juntos. Era un hombre que me parece que un punto se comía la vida, y yo no quiero que esto quede como una transmición de ideas, creo que vale la pena escuchar las ideas, pero vale la pena escucharlas en el contexto de un personaje carnal, de carne y hueso, un personaje vivido. Lo que espero más allá de otras versiones que puedan haber por ahí, más intelectuales o más pasionales, lo que quiero es eso, que la gente venga a ver un personaje vivo y no a escuchar un montón de ideas.”
Texto y video realizado por Celeste Carnevale para Revista Dossier.