Silvio, papá de Mónica, fue un sobreviviente de la Shoa y, si bien era sabido, él cargó en silencio esa parte de su historia durante casi cinco décadas. Pero un día habló. Y esta muestra es la forma en que Mónica Packer nos comparte, desde su sensible visión artística, esas charlas con “Shimi” y que resulta en una invitación a la reflexión. Un homenaje a víctimas y sobrevivientes.
Visitar la muestra no es un recorrido que deba tomarse a la ligera. Tanto por su potente y emotivo mensaje visual como por los textos con los que la artista interviene varias de la obras. Es deber prestarle la necesaria atención para asimilar la información que cada una de ellas contiene y quien lo haga se hallará frente a un relato visual sobrecogedor pero no fatalista ni desesperanzador.
El arte de Mónica Packer se magnifica con la curaduría de Soledad Hernandez, docente, investigadora y tambíen artista plástica. Juntas crearon este recorrido que aunque nos expone ante la tragedia, recordándonos los extremos a los que el fanatismo, el racismo y la discriminación pueden llevar, al mismo tiempo nos enseña sobre la fortaleza humana, la esperanza, la empatía, la resiliencia, la lucha y la fé. Un homenaje y un recordatorio que invitamos a visitar hasta el 3 de Noviembre en la sala 3 del Museo Nacional de Artes Visuales.
Galería de fotos y textos: Mario Cattivelli – @illev_uy