Un álbum grabado en la cocina de la casa de Atahualpa Yupanqui.
Por Carlos Dopico.
La cantautora fernandina Melanie Luraschi, hoy de gira por Sevilla y Barcelona, pero residente en París, donde cursa una carrera de etnomusicología, recibió un fondo de Ibermúsicas para una residencia artística y de investigación. Fue de esa forma que llegó a la casa de don Atahualpa Yupanqui y Nenette (Paule Pepin Fitzpatrick) en Cerro Colorado, Córdoba, y tras recorrer el paisaje instaló su home studio en la cocina del hogar. Allí, se dejó guiar por las leyendas y anécdotas que le contaban y comenzó a tejer un repertorio nuevo, inspirado e impregnado de la mística de aquella célebre pareja artística, pero por sobre todo en los misterios de Nenette.
El propósito de la residencia era indagar sobre la vida y obra de esta prestigiosa compositora y concertista clásica francocanadiense, que había resignado su gloria artística para dedicarse al cuidado de la familia y, en el marco de la hegemonía patriarcal, había firmado su obra con el seudónimo Pablo del Cerro. Muchas de las músicas de Yupanqui, más de 65 entre zambas, vidalitas, bagualas, milongas o chacareras, llevan en los registros de Sadaic aquella misteriosa firma, una adaptación masculinizada de Paule de Cerro Colorado. En las sombras, Nenette musicalizaba los versos de Yupanqui e incluso componía al piano una serie de temas instrumentales que don Atahualpa luego adaptaría a la guitarra, grabando y mostrándolos al mundo.
Con toda esta base histórica, Luraschi comenzó a componer y registrar en voz y guitarra, o simplemente acompañada del bombo legüero, un repertorio de ocho canciones infundidas de aquella mística. “Soy el mito, el misterio, el silencio y la desaparición. Las cartas sin fecha y sin nombre, la no nombrada aquí estoy”, canta en el tema que da nombre al disco “Je suis Nenette”. Este tercer trabajo discográfico compuesto entre las sierras e interpretado tanto en español como en francés, grafica la relación epistolar que la pareja mantuvo durante largos años de exilio político, de él en Paris y ella en Córdoba. Curiosamente, las cenizas del cantor están bajo el roble que se ve desde la cocina de la casa del cerro, mientras que las de Nenette (fallecida en 1990, dos años antes de Yupanqui) están en las costas de su natal San Pedro y Miquelón.