Amigotez
Título: Fuselaje púrpura. En Argentina fue editado por el sello Los Años Luz; y en Uruguay, en forma independiente. Fue presentado el 2 de diciembre en la sala Hugo Balzo del Auditorio del Sodre. Y es, quizás ya lo sepa, un disco a dúo, una conversa musical entre dos cabezas musicales que sintonizaban muy bien, capitalizando las diferentes experiencias generacionales y formativas. El más joven del dúo es Herman Klang, pianista, compositor, arreglador y otras yerbas, y, sin quizás, uno de los músicos más creativos que ha dado este país en los últimos años, capaz de hacer del hecho creativo una búsqueda al borde del misterio, de la inquietud, de lo inefable, con un despliegue poco usual de técnica y sensibilidad. El más veterano del dúo ya dejó las calles que transitamos los mortales: Gustavo Pena (1955-2004), El Príncipe, otra sensibilidad creativa a prueba de plásticos mercantiles, un homenaje al swing y a la capacidad de crear líneas melódicas de gran belleza, sutileza, de esas que se adhieren más al fondo de la epidermis y que se quedan ahí, en el fondo, en la memoria, jugando con la posibilidad de imaginar otros viajes musicales –un ejemplo paradigmático, ‘Mandolín’, que ha merecido incontables versiones–. A la vez, El Príncipe devino misterio personal, una figura enigmática, que crece en este disco, Fuselaje púrpura, con otros viajes a paisajes tan fascinantes como (im)posibles.
Klang fue el responsable de llevar este proyecto a la forma de disco. Hurgó en viejas grabaciones que había hecho con El Príncipe, convocó a músicos de la talla de Gustavo Etchenique (batería), Nacho Mateu (bajo), Martín Ibarburu (batería), Santiago Coby Acosta (percusiones), Antonino Restuccia (contrabajo), Fabián Pietrafesa (clarinete) y Pablo Somma (flauta), entre otros, y acercó los tiempos, las historias, con un inteligente tratamiento de los timbres y las armonías, explotando la creatividad melódica de su compañero legendario.
Fuselaje púrpura es otro bienvenido ejemplo de que es posible explotar la creatividad por territorios sancionados con el silencio en la hegemónica prepotencia del mercado.