Fisura sónica
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Surcos luminosos
No se confunda: la música del verano, o para el verano, no sólo libra el combate por las listas de éxitos ni suena dispuesta a copar la pista de la noche. También puede ser parte de los momentos más íntimos, reflexivos, alejados del bullicio. He aquí algunas recomendaciones.
Blues punto uy
Cargado de imágenes, paisajes, mixturas tímbricas, UyyyUyUy! es el último trabajo discográfico de Jorge Flaco Barral, figura icónica que dejó huellas indelebles en el rock y el blues local con los proyectos de Opus Alfa y Días de Blues, y que desde 1973 está radicado en España.
Este trabajo es una colección de doce canciones que destilan un sonido artesanal, acústico, sin despliegues virtuosísticos, y con ideas frescas que renuevan la confianza en las búsquedas independientes, originales, y que, para algún despistado, demuestra que en todos estos años el Flaco Barral siguió muy activo y, como se apreció en su último concierto en Montevideo (25 de noviembre, Sala Zitarrosa), en muy buena forma. Un disco tan potente como conmovedor que juega en una rica zona de intercambio estilístico, donde fluyen elementos del folk, del blues “pantanoso”, giros vocales ásperos, atmósferas nutridas de referencias a la música tradicional de India, viajes por estados contemplativos y otros con gran energía roquera. Desde los primeros compases de ‘Nos vamos al monte’, el track de apertura, se despeja cualquier confusión: este es un disco del Flaco entrañable.
De la frontera
Con 69 años y un oficio curtido en infinidad de escenarios y en encuentros con músicos como Alberto Mastra y Carlos Molina, De Mello tiene seis títulos en su haber, pero autoeditados, que han circulado sobre todo en la zona fronteriza. Una obra casi desconocida para esa entidad vaga que suele llamarse “el gran público”, y que, por efecto de los vicios de la macrocefalia montevideana, se estaría descubriendo recién ahora. Un disparate.
En Misturado, como en sus trabajos anteriores, suenan muchos elementos movilizadores. Suena el viejo portuñol incorrecto, desafiante, político. Suena el desplazamiento, la invención popular. Suena la soltura de un intérprete sólido, vehemente, en la guitarra y en la voz. Suenan giros folclóricos. Suenan composiciones originales y también sólidas. Suena un temperamento que sacude y conmueve (y que le podría dar envidia al roquero más urbano y transgresor). Suena el humor, la ironía. Suena la frontera.
El folclore puede operar como punto de partida o punto de llegada para la creación. Y aquí, en Misturado, se marca la diferencia. Antes que un fósil a preservar por musicólogos de archivos, los géneros tradicionales operan en la obra de Chito de Mello como punto de partida. Un planteo que subraya la vitalidad y vigencia de lo musical, sea por milonga o sea por chamarrita o por choro, o en portuñol (él se define como rompidioma) o todo misturado. No son expresiones ‘rescatadas’, como tampoco es ‘rescatado’ el dialecto fronterizo. Uno y otro componente de la canción son tomados de la experiencia directa y personal, lo que se asume como un compromiso, un manifiesto: “Cantar ‘por cantar’ no canto / qu’el canto es ‘cosa’ muy seria / rebeldía en la miseria / y bálsamo en el quebranto /… Por eso que pa’cantar / no hago poses ni floreos / ni ensayo lindos gorjeos” (versos de ‘Mi canto’, pista 2); otra muestra: “Y como no soy noyento / les canto en cualquier lugar / en los clus, en los buteco / los liceu, los festival / los tablado y los quilombo” (‘Soy d’el Bagazo nomás’).
Swingueado
Oriundo del Cerro, Montevideo, pero radicado en Buenos Aires desde principios de los años ochenta, Maza reunió para esta edición un conjunto de composiciones instrumentales propias y de otros creadores, como su tecladista Agustín Chungo Roy, Eduardo Alfredo Pinto, Dizzy Gillespie (de quien hace una impecable versión de la conocida ‘A night in Tunisia’), entre otros, más dos canciones que canta el propio Maza: ‘No importa la razón’, de Litto Nebbia, y ‘Juliana’, de Mauro Pérez. Un repertorio que primero fue fogueado en los escenarios para luego destilar con él un fluido y cómodo sonido ‘fusionero’, como dice el propio Maza, del que ya ha dejado sendas muestras en sus anteriores proyectos como solista y con el Cuarteto Oriental (con Leonardo Bolsa Amuedo, Hugo y Osvaldo Fattoruso), con el trío Maza-Fatto-Maza, o con su dúo con la cantante Lorena Astudillo.
Zamba, bolero, candombe, jazz, bossa, son algunas de las fuentes y referencias que habitan en Vo!! Pero, más que como citas o piezas de un collage de sinécdoques de género, estos elementos operan como hilos que se asimilan en tramas orgánicas, con altas dosis de swing, que ganan cohesión formal y expresiva a través del rol protagónico que asume la melodía, tanto en las estructuras temáticas como en los pasajes abiertos a la improvisación.
Más que un disco de un bajista de notable técnica, Vo!! es una creación que gana altura por la gozadera de hacer música en banda.
Semillas, memorias
A diferencia del relato histórico y del discurso museístico, las memorias se construyen como nudos de narrativas vitales que se reordenan, se confunden, chocan o se asimilan, cambian y resignifican (constantemente) lo presente, sin ‘respetar’ la lógica del discurso ordenado, argumentado. Dice Taddei sobre ‘Río de los pájaros’, de Aníbal Sampayo, una de las canciones incluidas en este trabajo: “Esta es una canción que siempre me gustó; si bien no recuerdo cuándo fue la primera vez que la escuché, sé que la tengo integrada a mí y sé la letra de memoria desde siempre. Hace muchos años que la canto para mí y sin buscarlo supe que la versión iba a ser la que por fin es ahora en Semillas”.
En este planteo, los géneros, las tradiciones, importan en tanto fuentes; son prismas que instalan originales sentidos a partir de la interacción con otros lenguajes y otras memorias. Así, ‘Río de los pájaros’, de Sampayo, conecta con ‘Casamiento de negros’, de Violeta Parra; ‘Negrita Martina’, de Daniel Viglietti; con ‘Zamba del Carnaval’, de Gustavo Cuchi Leguizamón, y con ‘Cactus’, de Gustavo Ceratti, y con la realización instrumental de ‘Don’t give up’, de Peter Gabriel, y con ‘Lo único que tengo’, de Víctor Jara, y con ‘Copiando la lluvia’, de Fernando Cabrera. Una suerte de mapa cancionístico personal, en el que lo tradicional (o folklórico) se acopla a lo presente (o más cercano en el tiempo), revolviendo tiempos y espacios.
Semillas también es una obra sólida en la que Taddei juega todas sus fichas a la interpretación. Otra vuelta de tuerca sobre un corpus de técnicas que ella domina con singular calidad y que se ensambla con lo arreglístico, acercando ambos desempeños a la labor compositiva.
La dama y el telón
Otro material creativo que reclama tiempo para sumergirse en piezas de singular belleza, como ‘Frente a frente’, en la que Magnone canta a dúo con Ruben Rada, ‘Página dos’, ‘Todo en tu vientre’, ‘Flores abiertas’.
Duro