A todos los fieles seguidores del género . . . aquí la excepción
La obsesión del hombre cámara
Comenzaría filmando una extensa toma en movimiento a través del puente, captando los paisajes sostenidos en espesa bruma campestre conteniendo las lejanas siluetas de los cerros, luego los pedazos de valle, luego los arroyos y luego los caballos y las vacas aisladas y metidas en todo eso; terminado el puente, cortaría. Calcaría con el lente en la siguiente escena, las eses del arroyo, lentamente depositando la luz en la ante penumbra del camino a una casona, llegaría paseando/ flotando y detallando un roído camino rodeado de seca y muerta grava al interior de la vivienda, hecha de madera y piedra, edificada amplia sobre alguna icónica pendiente. Una vez adentro, en el living decorado con austeridad medida, jugaría con su ojo- cámara dando lugar a espesos pero concisos diálogos de una familia discutiendo quizá el posible aborto de la menor y más prometedora de las dos hermanas, o bien, la enfermedad terminal del padre y su estática y tozuda postura frente a la posibilidad de un tratamiento debilitante, humillante y desgarrador. Seguramente se serviría de primeros planos sobre la hija o el padre, dando importancia de esta manera a los posibles sujetos protagonistas del conflicto. Utilizaría piezas sombrías de chelo, pero con mesura, el blanco y negro y el manejo dramático de la luz ya insinuaban suficiente.
Probaría entonces con sugerentes y amplias tomas de fondo bucólico, quizá un conciso zoom sobre la madre llorando en el establo y desde ahí a un primer plano de la joven retratando una mirada perdida. Siguiente toma: al fondo y a la izquierda, el padre, parado, adusto mirando la lejanía.
Como elemento puramente decorativo, captaría a la otra hermana en gesto de enojo y hastío, su aversión por la vida pastoril, esto, seguramente, intensificado mediante un plano general, insinuando su propio vacío, bajando luego en picada por la pendiente y su paisaje. De este modo plasmaría, sin abusar del guion literario, lo estados de ánimo de los integrantes de la familia. La interrogante de quien fuera el sinvergüenza que embarazó a la hermana chica, probablemente se magnificaría mediante un flash back a una violación en el monte, el sujeto, un gaucho borracho y comido por una horrenda soledad. Otro flash back (en el caso de optar por la enfermedad del padre) llevaría al espectador a las actitudes nocivas y despreocupadas que seguramente hayan causado a la larga el deterioro en el hombre.
Volviendo entonces al tópico del aborto, podría trabajar en un travelling conteniendo al padre corriendo por el campo entre rocas y sauces secos, claramente furioso en búsqueda del gaucho, del cual la embarazada terminaría revelando trémula su paradero: un pequeño y roído rancho pasando un valle; frenaría en seco el movimiento de la cámara, deteniéndose en dos tomas cortas: en la primera (con la cámara en leve tensión de sacudida) el padre furioso, agitado y buscando con su mirada los pasajes al valle; en la siguiente, las dos hijas y la madre perplejas y tensas observando todo aquello desde encima de la pendiente.
Era evidente que a este punto el clima ya rechinaba de denso, y el objetivo se posaba ahora en encontrar al gaucho, sí, le resultaba quedarse entonces con lo del aborto, (lo del padre y su enfermedad no sostenía tal vez la coherente intensidad que buscaba, de todas formas, no lo descartaba.) La historia seguramente terminaría con la muerte del padre a manos de ese maldito gaucho luego de una acalorada discusión. Cerraría entonces con unos manchones de sangre, un machete en el piso, el cadáver del padre y el gaucho de pie mirando absorto el cuerpo, todo eso capturado en un plano cenital fundiéndose en una toma estática del paisaje cromado por una copiosa garúa, y la casona a lo lejos.
Cabe aclarar que éste sería su primer cortometraje y todo lo mencionado solamente se movía en su cabeza, no sabía cómo filmarlo, necesitaba ayuda, pero tampoco se sentía capaz de poder captar el espíritu de su breve historia si otro ojo se entrometía. Complejo trabajo. De dónde sacar actores dispuestos, los equipos, el dinero, además, ni siquiera sabía manejar una cámara propiamente para el nivel de exigencia que proponía su idea y aún menos cuestiones de montaje y edición.
Todo terminaba para él, en una insoportable necesidad de trasmitir, primando una agónica incapacidad de ejecución.
Este año estará publicando su segundo libro, también, a través de Trópico Sur, en el que incluye relatos fusionados con teatro. El presente texto formará parte del mencionado libro.