Por Pablo Trochon.
Codiciada en el pasado por los piratas, esta isla ubicada en el archipiélago de las islas Baleares es hoy una de las mecas de la música electrónica, el glamour, el buceo y las buenas playas. Aunque las casas y edificios de no más de cuatro pisos, el house y el trance en absolutamente todos los lugares, los hoteles de lujo, las palmeras, los yates y los cruceros, los autos último modelo y las cirugías son la estampa de este enclave de la cultura de la diversión, podemos investigar en algunos otros atributos.
Dalt Vila. Esta ciudad fortificada medieval, de estilo gótico clásico y de forma heptagonal, emplazada sobre un cerro y acabada a finales del siglo XVI para contrarrestar los ataques piratas, es Patrimonio de la Humanidad. La ciudadela, a la que se accede por las escalinatas del Portal de ses Taules, se compone de empinadas y retorcidas callejas empedradas, casas de piedra con puertas en arco, túneles, enredaderas, balcones floridos, obuses, un polvorín y una muralla perimetral, coloreada por el óxido, el moho y las flores de los cactus que allí crecen. Posee, además, iglesias únicas en el mundo por haber sido concebidas como fortalezas para repeler el ataque de los piratas, de allí la sencillez de sus trazos ibéricos.
Hacer la temporada. Una forma interesante de vivir el balneario es hacer como cientos de españoles que viajan para conseguir trabajo dada la gran cantidad de plazas que provee cada temporada. Los sueldos son buenos, y al estar inmerso en la comunidad se accede fácilmente a descuentos y freepass, algunas veces alojamiento gratuito, y contactos para nuevos trabajos.
Ibiza International Music Summit. Festival de música electrónica que se desarrolla en el mes de mayo, al comienzo de la temporada, y organiza, además de la movida dance que incluso copa los intramuros, diversas mesas redondas y conferencias sobre la producción musical, a cargo de músicos, productores, managers y técnicos. En ellas se tratan temas como el acoso sexual, el abuso de drogas, el exceso de trabajo, el agotamiento mental, la discriminación y otras problemáticas que atañen a los actores de la movida electrónica.
Playa D’en Bossa. Sin moverse mucho del camino portuario, se encuentra esta bahía de agua helada súper transparente, de un admirable color azul marino con manchones de turquesa. Pasan veleros, surfers y constantes vuelos que alimentan la isla. Abundan los turistas clubbers, hippie chic, italianos metrosexuales, topless, tetas operadas, tatuajes, musculosos GI Joe’s de cola ausente, rojos como camarón y con margaritas en la mano.
Megafiestas. Desde hace más de treinta años Ibiza capta las últimas tendencias musicales, los avances de la moda, las drogas del momento y todo aquello que tenga que ver con la vida sibarita. Los clubes de la isla convocan a los DJ más destacados de la escena mundial: David Guetta, Paul Oakenfold, Tïesto, Van Dyke, Loco Dice, Carl Cox, Fat Boy Slim, entre otros. Los templos del techno como Hï Ibiza, Pachá, Privilège, Amnesia y Café del Mar, con una capacidad para miles de personas y una impronta vanguardista, han extendido franquicias por todo el mundo. En el puesto número uno en el ranking de fiestas más populares de la isla, sin dudas, está Fuck me, I’m famous, del cañón de hits David Guetta. En la vorágine de cada boliche por imponerse, es frecuente toparse con ingeniosas y sorpresivas promociones por las calles del puerto y las principales playas, que incluyen animadores y gogós, con gran destaque en los disfraces, maquillaje y puesta en escena.
Aniversario de la Ciudad. Esta conmemoración se celebra con una gran feria medieval durante tres días, en la que se pueden adquirir productos alusivos como comidas tradicionales, artesanías, vestimenta y calzado, instrumentos, pedrería y títeres. Allí se congregan juglares, artistas plásticos, orfebres, músicos y reposteros. Se presentan espectáculos teatrales y musicales dentro de los márgenes del recinto amurallado, decorado con guirnaldas y estandartes.
Cueva Es Culleram. Este santuario, descubierto en 1907 junto a unas seiscientas figuras de terracota, consiste en una gran cavidad que la circulación de agua subdividió en salas separadas por una gran cortina de estalactitas. Esta antigua zona comercial marítima de fenicios y púnicos, dos milenios antes de Cristo, también posee el cementerio púnico más grande del mundo.
Atardecer en Café del Mar. Apostadas en la bahía de Caló des Moro, las gradas de este bar donde los parroquianos se convocan para ver el atardecer acompañados de buena música chill out son famosas. Esta práctica ha inmortalizado al sitio con un estilo plasmado en sus casi sesenta discos editados con selecciones de música ambiente, a lo largo de sus 38 años de existencia. La cita se cierra con el acompañamiento de un daiquiri, un margarita o el trago que se prefiera.
Cala Bassa. Tomando un bus hasta Sant Antoni de Portmany, al oeste de la isla, se arriba en un bello camino por los acantilados a esta bella calita, uno de los cuarenta balnearios desparramados a lo largo de los doscientos kilómetros de costa. Es una hermosa playa arenosa muy pequeña, más tranquila, de agua particularmente límpida. Allí, además, los precios disminuyen considerablemente por lo que se puede acceder a menús exquisitos y abundantes.
Ushuaïa. Este hotel de lujo, que organiza fiestas dance al aire libre con espectáculos de trapecistas y bailarines, está destinado a un público exclusivo y de lo más selecto de la isla. Siendo uno de los mejores boliches del mundo, es también un parque temático por la alta gama de servicios y lujo que ofrece.