Por Florencia Sáder.
El febrero pasado se pudo ver un inusual y pintoresco espectáculo en el puerto de Punta del Este: un grupo de personas de distintas edades instaladas con sillitas, atriles, lápices y acuarelas, dibujando el viejo edificio de Aduanas desde distintos ángulos.
Era la salida número ochenta y nueve de los Croquiseros Urbanos de Montevideo, un grupo de amantes de la arquitectura y el dibujo que se juntan una vez por mes, habitualmente el penúltimo sábado de cada mes, para dibujar al aire libre edificios escogidos con anterioridad por los organizadores.
Este grupo fue invitado por la Comisión de Cultura y Patrimonio del Municipio de Punta del Este a dibujar en varias ocasiones. La idea detrás de esta iniciativa es poner en valor la arquitectura de la ciudad, resaltando los edificios con valor patrimonial.
Los Croquiseros Urbanos son la versión rioplatense del grupo Urban Sketchers, una comunidad a nivel global de dibujantes dedicados a la práctica del dibujo in situ, de la cual participan más de 120 mil personas y funciona en 336 ciudades de sesenta países. Su lema es “Mostrando el mundo, un dibujo a la vez”, ya que parte de la misión de este grupo es compartir los trabajos con los colegas y el público en general.
En el caso del grupo con sede en Montevideo, muchos de ellos son arquitectos y se conocen desde la época de la facultad, aprovechan este momento de distensión para reconectarse con los colegas, hacer nuevos amigos y reivindicar el arte del dibujo, práctica que de a poco está siendo reemplazada por las nuevas herramientas de diseño. No todos viven en la misma ciudad, hay croquiseros del interior y de la capital, así que en muchos casos tienen que desplazarse para dibujar. En alguna oportunidad se ha unido al grupo el reconocido internacionalmente Carlos Ott, arquitecto responsable del recientemente inaugurado MACA de la Fundación Pablo Atchugarry.
Desde la primera invitación que se les hizo a Punta del Este, allá por 2015, han pasado cosas con los edificios que se eligieron para dibujar. Se demolió el Hotel San Rafael en medio de una gran controversia, se está restaurando la vieja Estación de Ancap de la avenida Gorlero, donde próximamente se van a instalar las oficinas del Municipio de Punta del Este, y hoy vemos con preocupación el deterioro del edificio de Aduanas en el puerto que, junto con el faro, es uno de los primeros edificios del Pueblo Ituzaingó, aquel primer poblado que luego se convirtió en lo que hoy conocemos como Punta del Este.
Una de las funciones más importantes de este grupo es dejar testimonio de un momento determinado de un rincón de la ciudad. Los trazos certeros de los dibujantes capturaron en una ventosa tarde de octubre de 2017 al ya desaparecido Hotel San Rafael, emblema de una época dorada de Punta del Este, viva en los croquis y en la memoria de toda una comunidad.
El arquitecto Andrés Nogués, miembro fundador de los Croquiseros Urbanos de Montevideo nos comenta que este grupo se fundó en mayo de 2013 como consecuencia de lo que pudieron vivir en el primer Encuentro Nacional de Croquiseros Urbanos que tuvo lugar en Paraná, Argentina, en ese año. Es así como comenzaron a crear un listado de lugares y edificios emblemáticos a los cuales luego le dedicarán su tiempo y arte para retratarlos en sus futuras salidas donde “en un momento muy especial de comunión o de diálogo muy estrecho con el lugar o edificio que estamos dibujando, se crea una especie de terapia donde te olvidás del resto del mundo, hasta llegar al momento de ver los resultados obtenidos”.
El arquitecto Nogués nos comenta que el croquis consiste en representar con pocos trazos una interpretación personal del tema que estamos dibujando, y según el estado de ánimo, uno puede llegar a expresarlo con más o menos fuerza, más o menos color o simplemente en blanco y negro. Nos dice que se puede lograr aprenderlo, primero observando mucho el tema, tomando proporciones y llevándolas al papel, lo más difícil es llevar a dos dimensiones (la hoja) algo que está en tres dimensiones (el espacio) pero se aprende de a poco y se mejora con muchas horas de práctica.
Agrega Nogués que esta actividad “te hace sentir tanto el compañerismo de los colegas, como la humildad de los grandes maestros del croquis que nos acompañan, dibujando en la calle codo a codo contigo, donde ‒luego de hacer varios croquis‒ exponemos lo realizado, generando en ese momento una magia especial, ya que se forma una comunión de ideas y dibujos en un ambiente de gran camaradería, donde no hay competencia, sino solamente deseo de compartir técnicas, trazos y disfrutar del dibujo. Por este motivo, todos son bienvenidos sin importar edades ni experiencias previas, es como una escuela al aire libre, todos aprendemos de todos y así vamos mejorando nuestros propios dibujos. A partir de que incorporás esta técnica del croquis, al caminar por la ciudad la ves con otros ojos, la mirás desde otro lugar, como posibles futuros croquis”.