Por Sofía O’Neill.
Maru Vidal recibió a Dossier en su nueva oficina ubicada en la calle San José, en pleno centro de Montevideo. Hace poco más de un mes asumió su nuevo rol y, pese a su acotada agenda, nos brindó un espacio para la entrevista. Mamá de dos varones. Con mucho trabajo por hacer. Decidida a lograr sus expectativas. Muy amable, segura, joven, moderna, comprometida con sus obligaciones, responsabilidades y objetivos, escucha atenta, abierta al intercambio. Sus ojos claros brillan cada vez que proyecta una gran sonrisa. Se destaca su entusiasmo y el amor por lo que hace.
Fotos Mario Cattivelli.
Tu papá era periodista ¿y tu madre?
Mi madre es docente de química, ya jubilada. Mi papá falleció, fue administrativo de Pepsi Cola muchísimos años hasta que se jubiló; escribía sobre todo de deportes en El Popular.
Hace más de 20 años que estás vinculada a la gestión, pero también sos consumidora de cultura. Eso viene de familia: tu tío, Héctor Manuel Vidal, era director de teatro.
Sí, desde chica me interesé por la lectura y por las artes en general. Mi tío fue uno de los directores de teatro más importantes del país; debido a este vínculo familiar, fue una disciplina con la que tuve bastante cercanía e interés desde pequeña. Después me interesaba mucho la literatura, por lo que enseguida que terminé el liceo hice licenciatura en letras en la Facultad de Humanidades, pero no la terminé. Luego, un poco antes del 2000, empecé a estudiar danza contemporánea en la pista con Carolina Besuievsky, con Flor Martinelli y con Mariana Di Paula; me gustó mucho, me hacía muy feliz la danza. En ese momento ellas estaban en el Hotel Cervantes, un espacio muy efervescente, había muchos talleres, venían muchos docentes del exterior, yo tomaba todo, todo, todo, me encantaba. Ahí me empecé a conectar con la danza contemporánea y hacer la producción de algún que otro espectáculo, de Carolina, de Florencia. Eso me gustó y medio que en simultáneo hice el curso de diplomado de gestión cultural en lo que era BankBoston.
¿En ese momento era el único lugar donde se podía estudiar gestión cultural?
Claro, no estaba en la formación de la Universidad del Claeh, por supuesto tampoco estaba en el posgrado que ofrece hoy la Universidad de la República (Udelar) que hice hace un par de años. Hace veinte años, cuando tenía veintiséis, tuve la oportunidad de empezar a trabajar, junto a Mercedes Rodríguez, en el primer “Uruguay a toda costa” –un programa de los ministerios de Educación y Cultura (MEC), y de Turismo–. Eran recitales vinculados con la música (que también me gusta mucho). Fue una experiencia preciosa de verano.
O sea, que a tus veinte años ya arrancaste a hacer gestión y producir algunas obras.
Sí, produje varias obras de los Cachiporra también, a quienes amo, ellos hacen títeres. Por ejemplo, para ellos hice El Principito en el Teatro Solís.
¿Cuándo surge “Plataforma” (programa de incentivo a la producción y la innovación artística del MEC)?
Plataforma fue en 2007, 2008 y 2009, esos tres años. En 2007 y 2008 lo dirigió Tamara, yo entré un año después a hacer la coordinación; en 2009 quedé a cargo del programa porque Tamara renunció ese último año y volvió a dedicarse a su proyecto personal como artista. Entonces, después de “Uruguay a toda costa”, viene “Plataforma” y posteriormente el Espacio de Arte Contemporáneo. Una cosa fue llevando a la otra y fui descubriendo el interés en producir, en escuchar, en generar espacios para que se haga y se produzca cultura.
Los espacios para el intercambio cultural son fundamentales.
Sí, los comienzos de la década de 2000 fue una etapa muy efervescente en Uruguay. Surgieron varios proyectos y espacios, entre ellos el Centro Cultural de España, Plataforma, Harto_Espacio, la Fundación de Arte Contemporáneo, Marte Upmarket… hablando de artes visuales, fue un momento muy, muy, fermental. También estaba el proyecto de Agustina y de Eugenia, que hacían en Las Macetas, ¿te acordás?
Claro, acá en la esquina del MEC por la calle San José, también Amorir, gestionado por Alonso y Craciun. En esa época había más espacios para el intercambio.
Se apostaba más al riesgo, creo que eso está faltando. Falta asumir riesgos también desde lo institucional porque cuando esto ocurre le mostramos al privado y a los artistas que hay un espacio ahí, hay una oportunidad.
Respecto a tu trabajo, hoy cuál es tu mayor interés.
Mi mayor interés es trabajar por y para la cultura, siempre lo fue, más allá que en esta última década estuve más vinculada a las artes visuales. Siempre tuve o procuré tener una mirada general sobre hacer cultura, producir cultura. Por eso, cuando gano el concurso del Subte Centro de Exposiciones de Montevideo, convoco al curador Martín Craciun –ahora coordinador del Instituto Nacional de Artes Visuales– porque siempre me puse en el lugar de la gestión. Más allá de que estudié Museología, opción arte, y que claro que podría hacer una curaduría, no tomé ese camino, sino el de la gestión de los espacios y de los proyectos. Siempre es gestión.
Venís con muchas ganas.
Sí, hacía tiempo que no venía tan feliz a trabajar. Estoy muy entusiasmada, porque no es solo un tema de energía también acá hay mucha sabiduría. La Dirección Nacional de Cultura cuenta con funcionarias y funcionarios con muy buena formación, más bien jóvenes, entonces hay un capital brutal, además de una infraestructura increíble de todo lo que son los más de ocho museos que tiene la Dirección Nacional de Cultura. Tenemos una base maravillosa. Se necesita presupuesto. Se necesita creer en nuestra Dirección Nacional de Cultura que tiene un presupuesto irrisorio para promover las políticas públicas de todo el país.
Hoy, 7 de marzo, hace un mes y dos días que asumiste, que fue la asunción de autoridades del MEC, ¿cómo encontraste la Dirección Nacional de Cultura y cómo sería el panorama a corto y largo plazo?
Me encontré con un equipo con muchas ganas de trabajar; en algunos casos, con ganas de generar algunos cambios y de ser escuchados. Soy una persona que trabajo siempre en equipo y en diálogo permanente, que genero ambientes de colaboración para trabajar, que no sé de todo, y sé que aquí hay muchas personas que tienen realmente un gran expertise sobre sus áreas de trabajo, desde la parte de territorio, en economía creativa, en los institutos, cooperación internacional, etcétera. Entonces me encontré con un equipo sólido, pero también débil, en el sentido de que la Dirección Nacional de Cultura no tiene una estructura funcionarial, entonces hay contrataciones dispares dentro de los equipos y eso no es la mejor forma de trabajar; lo ideal es que en relación al tiempo que uno dedica y su formación reciba una remuneración acorde: esto no sucede. Hay gente con contratos precarios, faltan personas, se jubilan, no entran. En fin, situaciones que sé que pasan en todo el Estado, que no son particulares pero que es importante comentarlas porque cuando hablamos de trabajar para la institucionalidad cultural y estamos dentro de la institución nacional de la cultura trabajando en una situación frágil, es mucho más complejo.
Es fundamental un buen equipo que se vincule entre sus pares, que mire más allá de lo suyo y que sea red.
Absolutamente, todos lo sabemos: la cultura es transversal, entonces tenemos que trabajar la transversalidad hacia afuera pero también internamente, cruzar los institutos, las áreas, los saberes, para potenciar las acciones sostenibles que queremos hacer desde acá. La parte del equipo es positiva; la parte financiera es muy compleja con un presupuesto mayormente ejecutado porque también –como le pasa al Estado– el funcionamiento duro que son esos gastos que se incrementan año a año (la seguridad, sanitaria, jardinería, mantenimiento en general, limpieza) van creciendo y no así el presupuesto. Tenemos la oportunidad de incrementarlo cada cinco años, este año tenemos que ingresar la Ley del presupuesto.
Está hecho el presupuesto hace unos cuantos años, pero no está acorde al Índice de Precios del Consumo.
Claro, no indexa, no ajusta, eso ocurre en todos lados. La cuestión es que ya partimos de un presupuesto muy bajo, entonces en esos cinco años se va perdiendo un presupuesto año a año, por lo que se termina perdiendo la mitad. O sea, se termina un quinquenio con un presupuesto mucho menor para volcar en las personas porque estamos operativos, pero no hay dinamismo como para poner en las personas, en proyectos, en programas, en acciones, en exposiciones, en conciertos, en talleres.
La Dirección Nacional de Cultura consta de una infraestructura patrimonial grande conformada por doce museos, cuatro son fideicomiso, uno de ellos es el Museo Histórico Nacional, tiene ocho casas y cuatro institutos, ¿cómo destinan los presupuestos?
Los presupuestos del Estado en lo público se dividen en dos: funcionamiento e inversiones. El Museo Histórico es un complejo museístico que tiene ocho casas, dos de las cuales son casas quintas, se requiere una inversión en la infraestructura muy grande que, sin duda, se vuelca a las personas. El Museo Nacional de Historia Natural estaba procurando terminar sus obras y su mudanza a ese complejo maravilloso que es la ex cárcel de Miguelete; aún continúa con su acervo dividido y se sigue pagando un costo muy alto de alquiler en la casa de 25 de Mayo porque no se ha terminado la obra en uno de los radios. El Museo Nacional de Antropología, en la calle Instrucciones, está absolutamente venido abajo. Se necesitan renovar los baños del Museo Nacional de Artes Visuales, que no son accesibles. Entonces, el Estado tiene que invertir para que las personas accedan de la mejor forma a bienes que son patrimonio, que son nuestros. Y como en toda casa, cuanto más se demoran los mantenimientos, lo que tenemos que resolver es bastante más complejo y costoso.
¿Qué paso con la Feria Internacional de Ilustración en Bolonia, una de las más importantes del mundo?
Lamentablemente este año no se fue a Bolonia porque no estuvo previsto en el presupuesto de la administración anterior. Este año estamos con las previsiones y el presupuesto de la administración anterior, pero es una feria importante y –como en todo mercado– para tener éxito hay que insistir, vas una vez, dos veces, tres veces y capaz que en la cuarta te va espectacular, pero hay que insistir porque si uno abre un mercado y después lo suelta, hay que empezar el trabajo de nuevo. Hubo años que Uruguay tuvo stand y otros en que Uruguay dejó de tenerlo, pero fueron algunas delegaciones. También hay otras ferias muy importantes a las que no se va, como la Feria Internacional del Libro de Bogotá y la de Fráncfort.
El año que viene se cumplen veinte años del primer llamado de los Fondos Concursables, ¿cuál es su situación?
Los fondos están caducos, la cultura es profundamente dinámica. Después de lanzar los dos fondos, el Concursable para la Cultura y el Regional para la Cultura, en mayo lanzamos el Fondo de Estímulo a la Formación y Creación Artística, con algunos ajustes.
Tenemos muchos artistas capacitados que no se conocen fuera de Uruguay. ¿La exportación de la cultura es uno de los puntos a tratar?, porque al área de Internacionalización lo llamás Relaciones Internacionales y Cooperación.
Vamos a empezar a comunicar un proceso de revisión colectiva entre organizaciones, artistas, personas que hayan actuado con los jurados, con personas de la cultura, porque en esos estímulos también está la presencia de artistas en el exterior. Y trabajaremos en conectarnos, en armar la red, en estar en contacto con el mundo. Gustavo Berriel acaba de volver de Panamá, de Ibermúsicas. Hoy, Gustavo Zidan viaja a Chile, a Iberescena, yo voy a viajar a Chile a Ibercultura Viva; el coordinador del Instituto de Artes Visuales fue invitado a una recorrida por los museos de Chile. Hay que estar, hay que poner el cuerpo, hay que conectar para que nuestros artistas de todas las disciplinas tengan más oportunidades.
Leí que en este quinquenio le vas a dar prioridad a tres pilares: Derechos Culturales y Territorios, Desarrollo, Fomento y Estímulo al Talento Nacional y Potenciar la Economía Creativa.
He comentado que uno de los pilares y focos de la gestión será el talento nacional que está súper presente en Uruguay y tenemos que estimular de la mejor forma. Desarrollo, Fomento y Estímulo al Talento Nacional ya lo conversamos.La economía creativa son los mercados, es la formación, que ha venido trabajando muy bien con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), en cursos en diferentes lugares del territorio, la presencia en ferias, las Tecnologías de la Información y la Comunicación, la importancia de la creatividad en todo tipo de producto que le agrega valor y que mejora la imagen país y desarrollo de Uruguay. Como ha dicho nuestro ministro de Economía, Gabriel Oddone, “Uruguay necesita crecer”, y en la creatividad y en la cultura tenemos la posibilidad de hacerlo muy bien, aunque contemos con una inversión acotada.
¿Algún proyecto que tengas en mente?
Queremos hacer el Festival de Artes Escénicas todos los años, nos gustaría volver a hacer Boliches en Agosto, volver a hacer una convocatoria para artistas para Museos en la Noche, para que, además de artes visuales, haya otras propuestas como fue originalmente, ya que los últimos años no hubo llamados, solamente se abrían los museos hasta más tarde. Se dejó de hacer Arte y Juventud, un programa maravilloso que se hacía en coordinación con el Instituto Nacional de la Juventud.
Todo esto dependerá de la sensibilidad de la jerarquía para apoyar a una Dirección Nacional de Cultura y que tenga un presupuesto coherente con su misión.
¿Algo o alguna novedad que nos puedas adelantar?
Tal vez cuando salga Dossier ya se filtró (risas) y no es novedad, pero por ahora es noticia. Las nuevas incorporaciones que se irán sumando al equipo a partir de mayo: Laura Malosetti dirigirá el Museo de Artes Decorativas - Palacio Taranco, que dirigía Micaela Villalba, quien ahora pasa a la dirección del Museo Zorrilla; Alicia Cano se está incorporando como coordinadora del Área de Relaciones Internacionales y Cooperación; y Joanna Peluffo coordinará el Área de Economía Creativa. Ahora está la Feria del Libro que inauguramos el 24 de abril en Buenos Aires, Argentina, adonde llevamos una delegación de casi veinte personas, entre escritores, músicos, académicos.
¿Se elige o se hace un llamado abierto?
Eso es una propuesta curatorial desde el Instituto Nacional de Letras. Este año Valeria Tanco trabajó en torno a la edición conmemorativa de “La vida breve” de Juan Carlos Onetti (que cumple un año), y de ese territorio imaginado que era Santa Clara; invitó a Diego Recoba con “El cielo visible” y a Eugenia Ladra con “Carnada”, porque también en esos trabajos contemporáneos se habla de espacios, de territorios.
El llamado que se hizo a principio de año y que se hace junto con la Cámara Uruguaya del Libro es para presentar las publicaciones en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires. Ese sí es un llamado abierto y las editoriales presentan las publicaciones con las que quieren ir a la feria y viajan todas. Hace años que es así, se va en un avión del Ministerio de Defensa junto con la Cámara del Libro y viajan todas las publicaciones a Buenos Aires.
¿Y para la música?
En música tenemos que trabajar de forma más profunda todas las fiestas populares nacionales y mucho con las localidades, ya que eso venía disminuido, creo que también por eso lo del cambio de nombre, de “Gestión Territorial” a “Derechos Culturales y Territorios”: pensar el territorio desde un lugar de mayor escucha, de mayor legitimidad para para las localidades.
Nació en mayo de 1978 en Montevideo, Uruguay.
Asumió en 2025 como directora nacional de Cultura, Ministerio de Educación y Cultura.
Especialista en gestión cultural, posgrado del Área Social y Artística de la Universidad de la República (Udelar).
Técnica en Museología por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Udelar.
Desde hace dos décadas su trabajo ha estado vinculado a distintas organizaciones e instituciones, públicas y privadas, con incidencia en el medio artístico, social, cultural y educativo de Uruguay.
Fue parte de la camada de gestores culturales que se desempeñaban en emprendimientos privados y que se incorporaron a la Dirección Nacional de Cultura en 2005. Trabajó como asistente en la gestión cultural junto a Mercedes Rodríguez en el programa “Uruguay a toda costa”, ese mismo año formó parte de la Dirección Nacional de Cultura, dirigió el proyecto “Plataforma” junto a Tamara Cubas. En 2010 pasó a la coordinación del Espacio de Arte Contemporáneo, dirigido por Fernando Sicco.
Entre 2005 y 2020 integró el equipo de Gestión Cultural de la Dirección Nacional de Cultura, en los períodos de Mardones, Hugo Achugar, Mautone y Mariana Wainstein. A partir diciembre de 2020 hasta febrero de 2025, fue la Coordinadora del Centro de Exposiciones Subte de la Intendencia de Montevideo.
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