A veces, una muestra de arte no necesita muchas explicaciones. Entra uno al espacio, mira alrededor y simplemente sonríe. Algo de eso pasó con “Uruguay naturalmente feliz”, la exposición que Pato Gil Villalobos presentó en la planta baja de la Torre 3 del WTC Montevideo, como quien ofrece una ofrenda sencilla y colorida al país que eligió para quedarse.
Se celebró allí una emoción muy concreta: la gratitud. Cada una de las 33 obras colgadas en las paredes, llenas de color, energía y un lenguaje propio, parecía decir gracias en voz alta. Gracias al paisaje, a la calma, a los vínculos. Gracias al Uruguay que Pato encontró en José Ignacio y que transformó su forma de crear y mirar el mundo.
No es casual que detrás de esta propuesta esté el movimiento HappyArte, creado por la propia artista, que promueve el arte como vehículo de gratitud y bienestar. Una iniciativa que ya llegó a más de 80 escuelas y que sigue creciendo, sin pretensiones grandilocuentes, pero con un impacto tangible en quienes se cruzan con sus colores.
Pato Gil Villalobos viene del mundo empresarial, pero hace tiempo cambió de rumbo. Hoy pinta desde otro lugar, más intuitivo y vital. Y eso se nota. En cada trazo hay algo espontáneo, algo que no busca impresionar, sino compartir.
La muestra permaneció abierta hasta el 20 de junio, y aunque ya no esté físicamente en ese hall vidriado del WTC, algo de su espíritu sigue flotando. Como si ese “Uruguay feliz” al que alude el título no fuera solo una idea, sino un gesto que se multiplica.
Quienes quieran seguir de cerca su trabajo pueden encontrarla en Instagram como @patogilvillalobos, donde su mundo de colores y gratitud sigue latiendo con fuerza.
Imágenes y texto: Mario Cattivelli - illev_uy
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